A veces un problema se transforma en una oportunidad y algo así le pasó a Mireya Mancilla Trunff. Por 25 años tejió y vendió sus tejidos en el Mercado Central de Ancud, hasta que la tendinitis le jugó una mala pasada y tuvo que pensar qué hacer. Su espíritu de emprendedora y personalidad inquieta la llevaron a conocer el mundo de la cosmética natural y crear Trunff Cosmética Artesanal.
“Además de la tendinitis, me empezó una rosácea que me desafió. Y como siempre me gustó arreglarme y no podía maquillarme, empecé a buscar productos naturales. Fue así como conocí la cosmética natural. Estudié de manera autodidacta, hice cursos durante tres años y luego me lancé en ese rubro” recuerda Mireya.
Ella comenzó haciendo jabones de glicerina vegetal y luego bálsamos labiales, cremas, aceites para barba, macerados de plantas, entre otros. Confiesa que al principio lo quería hacer todo sola porque “no le gustaba que se metieran en su negocio”, pero se vio sobrepasada especialmente en el verano con la llegada de los turistas así que decidió enseñarle a sus dos hijos, de 18 y 28 años, para que empezaran a trabajar en el emprendimiento.
Mireya cuenta que con el cambio en los productos -de tejidos a cosmética- hubo un cambio de público que implicó un desafío:los potenciales clientes querían que les explicaran las propiedades de los productos y cómo éstos actúan en la piel. “La gente tiene la idea de que los productos naturales van a ser milagroso y no es así, porque también hay que ser constantes en el uso y siempre debemos considerar los efectos secundarios”, explica Mireya y agrega que su hijo mayor, que es muy buen vendedor, fue clave para trabajar con este nuevo público.
El emprendimiento estaba funcionando bien hasta que cerraron el Mercado de Ancud por el Covid -19. Para no detener el avance del negocio empezaron a vender sus productos a través de las redes sociales, otro desafío que terminó por encantar a Mireya, quien hoy ya cuenta con Facebook e Instagram.
Las ventas online hacen a Mireya ver el futuro con tranquilidad y cuenta que cuando “todo mejore” seguirá vendiendo por redes sociales, sobretodo en invierno cuando hay pocos turistas en la zona. “Yo soy super optimista, las cosas llegan de varias maneras, no hay que generar tantas expectativas y hay que ir evolucionando. Si yo tengo que vender de otra forma, me adapto”. comenta orgullosa.