Historias con una gran carga emotiva son las que conoce a menudo Marycela Correa, emprendedora que hace más de dos años trabaja pintando y personalizando a mano los cascos ortopédicos que protegen las cabezas de las guaguas que sufren de plagiocefalia, patología que los obliga a llevar esta protección de forma permanente entre los 4 y los 18 meses de edad.
Muchos de los papás de los niños que contactan a Marycela lo hacen por recomendación y, por supuesto, ya vienen con una idea más o menos clara del diseño que quieren que ella pinte en el casco de sus hijos. En general le hacen muchas solicitudes de diseños relacionados con superhéroes. Ella tiene pinturas de muchos colores y técnica que la caracteriza. Hace cada trazo a todo a mano y le pone su sello a cada uno de los pedidos con los que se compromete, laboral y emocionalmente.
Marycela cuenta que todo empezó cuando alguien le preguntó si se atrevería a pintar el casco de su ahijado, ya que habían buscado mucho y no encontraban a nadie que pudiera hacerlo. Ella aceptó el desafío, averiguó en Internet sobre los materiales y técnicas que debía utilizar y de ahí que no paró más.
“Estoy enamorada de lo que hago. Para mí este es un trabajo muy gratificante. Cuando entrego mis trabajos, todos mis clientes se van con una sonrisa en la cara y algunos papás se ponen a llorar de emoción”, cuenta Marycela y añade que su labor tiene un impacto especial en las familias. “Los niños son pequeños todavía y no se dan cuenta de lo que les está pasando. Lo bueno es que cuando sean grandes podrán verse en fotos y seguramente les gustará su casco. Recuerdo a una familia en la que el mayor impacto fue en el hermano mayor, quien quiso un casco igual al de su hermano chico, porque él también quería ser un superhéroe”, cuenta.
Así ella se gana la vida, llenando de color y alegría a los niños y sus familias. Este trabajo lo hace especialmente en las noches, después de cuidar a sus tres hijos, Facundo (1,2 meses), Maximiliano (10) y Ángel (12). Esta emprendedora cuenta con el apoyo clave de Mario, su pareja, quien después de su trabajo se hace cargo de las responsabilidades de la casa, para que Marycela se pueda dedicar a su negocio.
Este emprendimiento, llamado “Pintando Sueños, by Pintatillas”, estuvo paralizado un par de meses por el riesgo de contagio debido a la pandemia, sin embargo, hoy en día Marycela ha tomado todas las medidas sanitaria y continúa recibiendo pedidos y despachando a todo Chile.
¡Síguela y conoce su historia!