Mermeladas de la abuela Blanca al rescate

Hay muchas cosas que las personas pueden heredar de sus abuelos, pero sin duda el conocimiento y la sabiduría están entre las más valiosas. Eso es algo que Romina Reyes (43) tiene muy claro: su emprendimiento “Delicias de la Abuela Blanca” es un testimoni...

Hay muchas cosas que las personas pueden heredar de sus abuelos, pero sin duda el conocimiento y la sabiduría están entre las más valiosas. Eso es algo que Romina Reyes (43) tiene muy claro: su emprendimiento “Delicias de la Abuela Blanca” es un testimonio de todas esas mañanas y tardes de infancia, en las que creció viendo a su abuela materna cocinar. 

El negocio de esta emprendedora de Puente Alto surgió hace cuatro años atrás cuando enfrentaba momentos difíciles. «Delicias de la Abuela Blanca nació de la necesidad de salir adelante con mis tres hijos después de una separación», cuenta Romina y asegura que tener la fuerza para comenzar un emprendimiento no fue fácil ya que llevaba años sin ejercer su carrera como contadora debido a que se había dedicado por completo a cuidar a sus hijos que en ese entonces tenían 9, 7 y 1 año.   

Ante la necesidad de salir adelante por su familia, recordó las mermeladas de su abuela. «Cuando yo era chica mi abuela siempre hacía mermeladas para que tuviéramos en la casa y me enseñaba a prepararlas. Eran recetas antiguas, recuerdo que hacía por ejemplo mermelada de tomate, también de naranja. Eran de esas mermeladas con frutas enteras, típicas de las abuelitas», cuenta. 

Fueron esas recetas las que dieron inicio a su emprendimiento. «Empecé de a poquito, haciendo unas cuantas para que mis amigas vendieran en sus trabajos. Me empezó a ir bien y tiempo después otra amiga me invitó a participar de mi primera feria costumbrista en la Plaza de Puente Alto. Desde ese momento empecé a vender mucho y a expandir el negocio hacia otros productos, como pastas de ají y mantequilla de maní». La emprendedora cuenta que en todo este proceso la ayuda y apoyo de su familia fue fundamental, especialmente en el cuidado de sus hijos para que ella pudiera trabajar.

A medida que fue creciendo el negocio, Romina logró arrendar un local en el Persa Biobío donde actualmente vende sus productos los fines de semana. El sello de su emprendimiento es que todo lo que ofrece es libre de aditivos. «Eso es algo que hoy en día las personas valoran mucho», asegura. Además, su negocio también destaca por la gran variedad de sabores y alternativas que ofrece. En mermeladas, por ejemplo, tiene con sabor a arándanos, tomate, membrillo, pera, naranja, ruibarbo, cereza, melón, sandía, cebolla morada al vino tinto, pimentón, entre muchas otras. 

La emprendedora cuenta que hoy en día el producto estrella en su negocio es la mantequilla de maní, que ofrece en su versión clásica y en una versión endulzada con cacao. «Este producto es lo que más vendo, pero lo que más me costaba producir. A fines de 2020 recibí una máquina industrial por parte de Impulso Inicial para poder preparar la mantequilla de maní de forma más eficiente y ha sido fantástico, realmente una maravilla». 

A pesar de los altos y bajos que ha traído la pandemia para el negocio, la emprendedora tiene sueños de que «Delicias de la Abuela Blanca» siga creciendo y planea a futuro poder arrendar un local comercial para poder vender sus productos en algún mall de Puente Alto. 

Su abuela falleció hace dos años, pero Romina cuenta que una de sus grandes alegrías fue haber alcanzado a conocer el negocio que llevaba su nombre. «Ella estaba muy contenta de que yo tuviera mi emprendimiento, especialmente después de lo mal que lo había pasado. Su alegría fue que yo rompí esa barrera de la mujer casada que aguanta todo. Que me independicé y salí adelante con mis hijos», comenta con orgullo. 

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