A sus 9 años, en una casa de campo ubicada en la Región de Ñuble, bajo la luz de un “chonchón” Lorena disfrutaba observando a su madrina Laura tejer en las noches. Con atención iba registrando cada movimiento de manos y palillos, aprendiendo el oficio que la acompañaría por el resto de su vida.
Hoy, 43 años después, la emprendedora detrás de “La Tiendita de Lorena” recuerda con cariño esa época. “Me críe con mi madrina, me gustaba sentarme al lado de ella a mirarla trabajar, así iba aprendiendo. Éramos bien humildes. No se prendían ni velas porque vivíamos en el campo, en San Gregorio de Ñiquén, entonces usábamos chonchones, unos tarritos a los que le echábamos parafina y al quemar nos alumbraba en las noches”, recuerda.
Tras perfeccionar su técnica en distintos tipos de tejidos y puntos, Lorena empezó a vender sus propias creaciones a los 16 años. Durante su vida ha tenido distintos trabajos, pero gracias a la habilidad que aprendió de su madrina, formó un negocio que la ha acompañado permitiéndole tener un ingreso adicional todos estos años. “Mis tejidos desde siempre han apoyado la economía de la casa”, cuenta con orgullo.
Actualmente, la emprendedora vive junto a sus tres hijos en Viña del Mar. Trabaja medio día como asistente de párvulos en un colegio, y el resto del tiempo lo dedica a su emprendimiento. “Me llegan pedidos de manera constante en redes sociales y de muchas regiones, porque envío mis productos a todo el país. Hago todo tipo de tejidos: chalecos, gorros, ropita y zapatos de bebé, lo que me pidan”, explica.
Durante los últimos tres años el negocio de Lorena ha destacado por un producto estrella: los amigurumis. Estos populares peluches vienen del japonés: ami que significa tejido y nuigurumi que significa muñeco, y son fabricados a crochet. “Me he especializado en los amigurumis porque se venden más rápido y porque últimamente son el boom”, asegura la emprendedora.
Las opciones de amigurumis son infinitas ya que cualquier personaje se puede tejer. “Me han solicitado mucho los “Osos Escandalosos”, también del Hombre Araña, tejí incluso uno que medía un metro de alto. También es popular el “Baby Yoda”, “Pikachu” y los monitos del juego “Among Us”. Una vez incluso hice un Freddy Mercury”.
Sobre la pandemia, Lorena asegura que ha traído efectos positivos y negativos para su emprendimiento: “Desde el año pasado aumentaron muchísimo los pedidos que recibo, sin embargo la lana y el hilo han estado muy escasos y caros. Como las tiendas estuvieron cerradas, algunas personas estaban revendiendo lana a precios muy altos”.
Ante la falta de insumos para continuar su negocio, en octubre de 2020 conoció a través de Facebook, el programa Impulso Inicial de Fundación Luksic. “Una mujer llamada Marilyn Cavieres me orientó para escribirles un mensaje y me ayudaron comprando lana e hilos. Hoy en día toda la lana que ocupo para hacer mis productos la recibí del programa, y estoy segura que me va a servir para llevar adelante mi emprendimiento durante mucho tiempo más”, asegura Lorena.
En el futuro la emprendedora espera poder dedicarse por completo a su tienda. “En el colegio en el que trabajo uno puede trabajar hasta los 60 años y luego tiene que jubilar. A esa edad es difícil que a uno le de dan trabajo en otra parte, esa es una de las razones por las que quiero potenciar mi emprendimiento. Me gustaría tener un puesto propio en una feria artesanal o poder ofrecerlos en alguna tienda. De cualquier manera, sé que mi futuro está en los tejidos”, afirma.
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