Ser «busquilla» es una de las características de Mariela Olate, una mujer cargada de energía que ha sabido aprovechar las oportunidades y que frente a un pedido de sus clientes no se detiene hasta hacer una entrega perfecta. Es por eso que en Villa Alemana recomiendan su negocio, La tiendita de Anais, cuando se trata de disfraces y trajes típicos para niños.
A mediados del 2014, Mariela decidió renunciar a su trabajo como asistente contable para dedicarse al cuidado de su mamá y embarcarse en su emprendimiento. Con mucho esfuerzo compró una máquina de coser casera, luego se adjudicó una máquina recta gracias a Fosis y empezó con la confección de coloridos y personalizados disfraces y trajes típicos para los más pequeños.
Un año después, decidió ampliar el rubro de su emprendimiento y empezó a trabajar estampados en las telas de sus productos, lo que hacía de manera casera, con la plancha de ropa que tenía en su casa. El 2020 la Fundación Impulso Inicial la apoyó con una estampadora e impresora, con estas nuevas herramientas ahora puede dar mejores terminaciones a los estampados.
Ante un desafío nuevo Mariela utiliza todas las herramientas que tiene para resolverlo, además se apoya en sus cinco hermanos para sacar adelante los pedidos más complejos. “Una vez tomé como pedido hacer disfraces para el curso de mi sobrina y dos cursos más, un total de 60 trajes típicos. Me equivoqué en la fecha y la presentación era cuatro días antes de lo que yo pensaba, pero los entregué a tiempo y cada uno con su talla y medida. No dormí en tres días, pero valió la pena”, recuerda. Así es como, trabajando bajo presión, se ha sorprendido de sus capacidades y los resultados que ha obtenido con mucho esfuerzo. Ella es la sostenedora del hogar, junto a una hermana que trabaja como técnico en trabajo social, entre las dos sacan adelante a su mamá, hermanos y, por su puesto, a su pequeña hija, Samanta.
La crisis del Covid 19 que ha afectado a Chile y al mundo también ha tenido un impacto en el emprendimiento de disfraces. Aún así, Mariela con el empuje que caracteriza a las emprendedoras, ha reinventado su negocio. Hoy está trabajando mascarillas con diseños para los niños y gorros oncologicos para adultos, nicho que descubrió hace poco y que la tiene muy motivada. Así se mantiene, cortando y cosiendo, y con una visión positiva para el futuro: “cuando todo esto pase, veo próspero mi negocio porque volviendo las fiestas, vuelven los pedidos”.