Corría el año 2014 y la vida fitness y la alimentación saludable comenzaban a ser tendencia en las redes sociales. Recetas de batidos, guisos y otras preparaciones eran recomendadas por algunos famosos. Sin embargo, pocos pensaban hasta ese momento, que un producto tan clásico y delicioso como una torta, podía llegar a ser saludable. En ese rubro, Katherine Castillo vio su oportunidad de emprender. Así partió ofreciendo productos sin azúcar, que luego pasaron a ser recetas sin gluten, sin lactosa y aptas para veganos, entre otras características.
El comienzo fue lento. Algunos meses vendía una sola torta, pero estaba convencida de que este rubro crecería más temprano que tarde, se apoyaba en la información y las decenas de estudios que leyó antes. “Sabía que los índices de obesidad iban a aumentar, por las estadísticas. Sabía que iban a haber más adultos mayores con necesidades. Esto era un proyecto a futuro y sorprendente y tristemente también, las estadísticas no fallaron”, cuenta la creadora de Munay Free, marca de pasteles que hoy está presente en las ciudades de Arica y Santiago.
De este modo, sus clientes pasaron de ser solo personas preocupadas por su estado físico, a adultos mayores y gente de todas las edades con restricciones alimentarias. “Sé que mis clientes tienen restricciones médicas, por eso yo no solo estoy cubriendo una necesidad de forma ‘empresarial’, sino que también estoy cubriendo una necesidad de personas que no escogieron eso”, puntualiza la emprendedora.
La personalización en las tortas hizo que los clientes de Munay Free se convirtieran en una verdadera comunidad en Arica. Sin embargo, luego de unos años Katherine se mudó a Santiago, dejando a la clientela con un vacío por llenar. “Cada vez que anunciaba que iba a Arica recibía al menos 50 pedidos. Por eso me propuse capacitar a mi hija para que ella siguiera con el negocio. Así tendría un sostén económico y no dejaría a los clientes a la deriva”, recuerda Katherine.
Con la demanda de Munay en Arica cubierta, Katherine tenía otro desafío: posicionar su marca en Santiago, una ciudad más grande y competitiva, donde la pastelería “inclusiva” ya era más masiva, pero antes de que soñara con lograr ese objetivo, comenzó la pandemia. Y otra vez, con estudios y cifras en manos, comenzó a buscar nuevas estrategias de venta.
“Cuando llegué a Santiago comencé a ofrecer tortas de 15 a 25 personas, pero en pandemia la gente ya no hacía esos pedidos porque tenían que estar en sus casas. Estuve muchos días pensando, hasta que me puse a estudiar el promedio de personas por familia en Chile, que son entre cinco a seis personas, entonces compré moldes más chicos y como estábamos en una situación económica difícil, lancé una promoción de una torta para esa cantidad de personas en $10.000. Esa fue la mejor idea que pude haber tenido”, recuerda con felicidad.
Desde entonces las ventas de Munay en Santiago despegaron. La marca se hizo más conocida y Katherine estaba recibiendo más pedidos de los que su batidora de 4,5 litros podía procesar, por lo que pasó varias noches sin dormir para poder cumplir con las entregas. A poco de eso, conoció Impulso Inicial en redes sociales y decidió postular. Así recibió una batidora de 20 litros que le permitió aumentar hasta cuatro veces su producción.
Para el futuro de Munay, la ariqueña tiene grandes planes. El primero, es tener una pastelería física, donde los clientes puedan ir y conocer sus creaciones. También, sueña con elaborar un producto sellado. «Si Munay está en Arica y en Santiago, y yo tengo mis recetas estandarizadas, podría ser hasta una franquicia más adelante, porque son recetas que está comprobado que funcionan”, concluye orgullosa.
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