Piensa que vas a tu restaurante favorito. Imagina el lugar, la carta, la comida que sueles pedir cuando estás allá. Ahora, ¿qué es aquello que hace que ese, y no otro, sea el restaurante que aparece en tu mente? Quizás la calidad de sus ingredientes, o la atención de sus dueños, lo familiar de su ambiente, o incluso, puede que tengan algún tipo de plato en particular que es difícil encontrar en otra parte. Estas características que hacen a ese restaurante destacar entre tus otras opciones, es, a grandes rasgos, lo que compone una propuesta de valor.
Este concepto es fundamental para la estrategia de cualquier empresa y tener claro cómo se formula te podrá ayudar a entender mejor qué es aquello que puedes ofrecer a tus clientes. “Una propuesta de valor es aquella razón por la cuál un emprendimiento se logra diferenciar de su competencia, siendo valorada por los clientes, y por tanto, influenciando en su decisión de compra”, explica Nicolás Herschmann, director de Emprendimiento en la Corporación Simón de Cirene.
Pero, ¿cómo puede un emprendedor crear su propuesta de valor? Según explica el director de Emprendimiento lo primero que se debe tener en cuenta es la necesidad de los clientes o usuarios a los que apunta nuestro negocio. “Hay que pensar en qué es aquello que buscan, necesitan, y no están encontrando. Cuáles son sus necesidades en relación a cierta expertise o conocimiento de quien emprende. Qué es lo que los sorprendería. Qué es lo que la competencia no está ofreciendo y que podría ser de valor para los clientes o potenciales clientes”, señala Nicolás Herschmann.
Para tener más claro el concepto, podríamos tomar el ejemplo de un almacén de barrio. Si buscamos propuestas de valor podríamos obtener frases como: “Siempre hay pan fresco y crujiente”; “Me guardan las cosas que necesito y las paso a buscar después del trabajo”; “Casi siempre tienen de todo y cuando no hay, se preocupan de traerlo y de avisarme”; “Me encanta la cercanía de los dueños, lo paso muy bien cada vez que voy al negocio»; “Siempre tienen buenas promociones y precios bajos».
Algunas preguntas que podemos hacernos para encontrar nuestra propuesta de valor son: ¿A qué clientes queremos apuntar y qué es lo que valoran?, ¿Cómo se informan nuestros clientes para responder su deseo o necesidad?, ¿Qué es lo que ofrece la competencia en términos de productos, servicios, condiciones de entrega y precios?, ¿Qué necesidades no están cubiertas?. “De esta manera, nos iremos acercando a aquella oportunidad donde la propuesta genera el mayor valor posible”, señala Herschmann.
Si aún no haz formulado tu propuesta de valor, te invitamos a reflexionar sobre las ventajas que hacen a tu negocio especial. Recuerda que esta será la base que te ayudará a tomar decisiones que impulsen tu emprendimiento.