En abril de 2018, con mucho amor y con la inquietud de descubrir cómo podían darle herramientas concretas a sus hijos, 15 madres de jóvenes con capacidades diferentes crearon la Agrupación de Apoderados y Jóvenes Mosaico en Maipú, donde realizan talleres laborales protegidos, especialmente pensados para ellos.
Su presidenta, Doris Quitanilla cuenta que “en ese entonces éramos todas apoderadas de alumnos del Colegio Diferencial Andalué y nos unía la preocupación de qué sería de ellos cuando terminaran su educación a los 26 años. Por ejemplo, cuando empezamos con el grupo Mosaico a mi hijo Samuel le faltaban pocos años para salir del colegio. Después de eso él ha hecho varias capacitaciones y ha tenido algunos trabajos, pero nunca lo han contratado. Esa es la realidad”.
Doris cuenta que se empezaron a juntar dos o tres veces a la semana en las dependencias del colegio. “Las mismas mamás hacíamos talleres de repostería para los jóvenes, esto de manera complementaria a lo que ya hacían en clases o bien como continuidad para quienes iban egresando. Llevábamos la materia prima, les enseñábamos y luego vendíamos los productos en ferias” explica.
En 2018 hicieron varios talleres de repostería dulce y salada y el 2019 empezaron a ofrecer servicio de café para reuniones en servicios públicos y en la Municipalidad de Maipú. De esta manera juntaban recursos que destinaban a la compra de materia prima y al pago de los servicios de los jóvenes.
Hoy, esta agrupación no gubernamental está integrada por 20 niños y jóvenes con capacidades diferentes de varios puntos de la comuna. Doce de ellos son jóvenes que ya egresaron del colegio y que requieren de talleres laborales que los preparen para la vida y el trabajo.
La pandemia ha planteado un desafío. “Es difícil seguir trabajando con ellos porque en estas condiciones pierden la sociabilidad y se empiezan a deprimir. Lo bueno es que las mamás siguen estimulandolos y haciendo actividades en sus casas”, cuenta Doris.
Las integrantes de Mosaico siguen con el ánimo arriba porque justo antes de la emergencia sanitaria supieron que contaban con el apoyo de la Unión Comunal de la Discapacidad que reúne a instituciones relacionadas en un mismo lugar físico, donde ahora ellos tendrán un espacio propio donde realizar sus actividades. Será justamente ahí donde instalarán su taller de repostería, el que implementarán con equipos que recibieron a través de la Fundación Impulso Inicial: mesones de acero, una batidora industrial, una amasadora, una batidora y una horno semi industrial.
Están contentos porque ya han tenido logros concretos, ya que dos de los jóvenes de su taller han logrado conseguir trabajo en supermercados . “Uno de ellos es Felipe, con retraso intelectual moderado, quien empezó haciendo aseo y pasó a trabajar en la sesión de amasandería. El otro es Jimmy quien salió muy bien preparado del colegio en repostería y amasandería y logró ser muy independiente gracias a su trabajo”, asegura Doris.
Pasada la emergencia por el covid-19 retomarán su quehacer. “Creemos que nos irá muy bien. En diciembre de este año esperamos ponernos en una feria de emprendimiento. Además, hemos postulado a varios fondos concursables que entregan los resultados después de la pandemia. También a futuro queremos obtener la subvención emblemática que se da a agrupaciones como la nuestra cuando llevan más de 5 años de funcionamiento, lo que nos permitiría comprar un terreno para tener más talleres de acuerdo a los intereses de los jóvenes” comenta la presidenta de Mosaico.